Soy Pablo Cueto, me dedico al teatro de títeres, hago teatro guiñol, es lo que más he hecho en toda la vida, y también teatro de papel, teatro miniatura, o teatro de juguetes, nombres para la misma cosa.

El teatro de papel son teatritos así chiquitos y donde estoy a la vista todo el tiempo, contrastado con el guiñol, que es cuando no estamos a la vista, que nada más son los títeres.

Antes de hacer eso, exploré un poco el trabajo de escultura y luego ya me dediqué de lleno al teatro. Experimenté con todo, hasta hice algo de bronce, talle madera, piedra y modelé barro.

El teatro de títeres lo empecé no tan joven, como ya a los veinticuatro, cuando nació mi primera hija. Vengo de una familia de artistas, yo no tengo una educación formal, todo viene de familia.

Claro, en el transcurso del tiempo uno lo que hace es tomar cursos de muchas cosas para ir mejorando la preparación, desde cursos de voz, de expresión corporal y participar en muchos montajes.

Me hice director de teatro de títeres, no porque tuviera una vocación para ello; creo que es importante en el arte tener iniciativa y, finalmente, tengo iniciativa, entonces dije: pues, ¿quién va a ser qué? ¿quién va a dirigir? ¿no, nadie? bueno, si nadie va a dirigir, yo dirijo y se acabó. Fue un poco como me formé como director, por iniciativa propia, y fui aprendiendo a hacerlo.

Mis abuelos, Germán y Lola Cueto,  empezaron en el año 1932 a hacer teatro guiñol.

Justo fui a la inauguración de la exposición del homenaje de Germán List Arzubide, que fue uno de los estridentistas con mi abuelo y otros artistas de la época; él fue cofundador, con mis abuelos, del teatro guiñol en México.

Mis abuelos fueron a París de 1927 a 1932. Germán List, un amigo de ellos del movimiento estridentista, fue a visitarlos. Inclusive había una foto muy padre de ellos, de mi abuelo, Germán List y mi abuela, y sí, como que ahí decidieron “vamos a llevar el guiñol de París a México y a ver, vamos a hacer títeres”.

Cuando regresaron mis abuelos, empezaron con todo lo de los títeres. También en el viaje vino Angelina Beloff, que fue la primera mujer de Diego Rivera, rusa de origen. Ella fue mujer de Diego Rivera como hasta principios de los años 20; fue pintora, era parte del grupo de París.

Entonces Germán List tenía mucho entusiasmo, había ido a Nicaragua, luego fue a Rusia, luego pasó por París y allí decidieron cómo hacer el teatro guiñol. Aquí, en 1932 ya se movieron con la SEP, que los apoyó. Ya para 1933 tenían todo el apoyo para hacerlo.

Teatro Lola Cueto

Francisco Sosa 298, Barrio Santa Catarina, Coyoacán

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