Hilda Márquez es una persona de trato amable y generoso. Su talento y creatividad se manifiestan con un estimulante colorido y la exploración de encuentros inesperados que se plasman en cuadros que no pueden pasar desapercibidos.

Esta pintora coyoacanense nos recibió en su estudio y tuvimos una agradable y enriquecedora conversación.

¿Frida Kahlo, Hello Kitty y La gran ola de Kanagawa juntos, en Japón? ¡Claro!

Hilda comenzó su relación con la pintura incluso antes de nacer; su madre, embarazada, daba clases en Bellas Artes; luego de niña, a los ocho años de edad, tomó ahí iniciación artística y en algunos años también empezó a dar clases de pintura.

«Dar clase ayuda mucho porque te da una situación por resolver en cada obra. La pintura es una catarsis, una emoción tan fuerte en la que voy resolviendo situaciones».

Su mamá, la gran maestra y pintora Piedad Barradas también dio clase en Coyoacán, en la Escuela Técnica 17 de Artes Decorativas. Fueron muy amigas de la familia Ponzanelli (del famoso escultor, autor de los famosos Coyotes y muchas obras más).

«He tenido muchas influencias. Frida para mi ha sido mi hermana, mi madre, mi tía porque me ha apoyado mucho desde donde esté y me ha dado mucha suerte. A ella la complemento con otros artistas como Picasso, Chagall, Van Gogh y otros pintores, cuyas obras voy entrelazando como si Frida fuera en un paseo con sus amigos».

Hilda ha expuesto en muchos lugares como galerías, casas de la cultura y su obra se puede encontrar en lugares como el Hotel Caesars Palace de Las Vegas o el Centro Cultural Veracruzano, donde puedes admirar un gran mural de cuatro metros con su Frida Jarocha.

«Coyoacán representa para mi una estabilidad emocional, es como un montón de ideas que se te vienen a la cabeza: puedes tomar ideas de todo, los árboles, el pasiaje, los jardines, los colores que te da Coyocán, te metes a un restaurante y es una gama de colores en el menú, que te quedas maravillada. Somos diferentes, Coyoacán es invitar a la gente a que venga a México, eso es Coyoacán».

Hilda crea cuadros en los que la composición integra la sabiduría del Feng Shui y donde además, coloca palabras que acuerda cons sus clientes, cuyo significado aporta una intención específica a cada obra.

Hilda Márquez y su obra son otra buena noticia y razón para afirmar: ¡Te quiero, Coyoacán!